Después de una larga ausencia desde su cinta ganadora del Óscar, “Parásitos” (Parasite), el surcoreano Bong Joon-Ho vuelve con un ambicioso relato permeado de todos los temas que le resultan atractivos al sociólogo convertido en cineasta en “Mickey 17”, proyecto basado en la novela de 2022, “Mickey7”, escrita por Edward Ashton, que toma temas como la identidad, el valor de la vida y la compleja paradoja de la teletransportación (o de duplicados, en algunos casos) en la filosofía que conlleva a cuestionar justamente la conciencia propia, quiénes somos y nuestra trascendencia en el tiempo.
Nuestro personaje principal es Mickey Barnes, interpretado por el versátil Robert Pattinson, un joven colonizador espacial que busca escapar de la Tierra para no caer en manos de las consecuencias de unas cuantas malas decisiones tomadas. Para hacerlo, junto a su mejor amigo Timo (Steven Yuen), deciden formar parte de un grupo de personas que, junto a su excéntrico líder espiritual (Mark Ruffalo) y su esposa (Toni Colette), buscan explorar nuevos planetas, en este caso Niflheim. Sin embargo, Mickey firma un acuerdo como un tipo “reemplazable”, lo que implica que no puede morir… o que al hacerlo, siempre habrá una copia que lo reemplace. Pero el problema nace cuando, en un malentendido, Mickey es clonado de vuelta sin haber muerto, generando un “duplicado”, algo penado gravemente por el sistema colonizador en el que vive. A partir de ello, Mickey17 y Mickey18 se verán involucrados en una caótica trama que se burla de las dictaduras, el fascismo, la explotación laboral y muchos otros temas que al buen Joon-Ho le han apasionado siempre, creando una cinta ambiciosa de poco más de dos horas cuyo único pecado es ser un tanto dispersa en su narrativa.